Algunas personas se sienten muy bien con respecto al vínculo que ya existe con su terapeuta y aunque amplios estudios indican que en efecto esa relación ayuda a mejorar el estado de ánimo del consultante, no puede ser lo único que lo mantiene en terapia. Los terapeutas somos profesionales, científicos, el vínculo terapéutico es parte de lo que nos enseñan también a hacer, o al menos eso debería ser el estándar.
Si bien algunas veces en efecto la persona puede traer una situación muy concreta y única como un accidente de tránsito o un problema post cirugía, y estas experiencias únicas generalmente son más fáciles y rápidas de trabajar en el modelo EMDR Intensivo o de manera standard, siempre va a primar la buena relación terapéutica que se tiene que desarrollar y además la capacidad de autorregulación que ya el consultante haya desarrollado a lo largo de su vida.
Si el consultante no tiene totalmente desarrollada esa capacidad de autorregulación de manera somatosensorial y no sólo desde la racionalidad, no es posible avanzar a hacer Estimulación Bilateral, EMDR es un tratamiento de fases, no se puede saltar a la fase de Estimulación Bilateral si el consultante ni siquiera conoce a su Terapeuta, no confía lo suficiente en él y puede además tener algunas preocupaciones en torno a la terapia por lo que ha leído o por lo que le hayan podido decir otras personas.
En todo caso, a priori sin una evaluación previa de cada caso de manera particular es difícil poder dar una respuesta asertiva y ética.
Para los consultantes que quieren trabajar sólo una experiencia traumática en temas relacionales (Trauma relacional, Trauma del desarrollo) la respuesta es que probablemente no sea una buena opción el tener dos terapias al mismo tiempo. Las redes neuronales relacionadas a traumas tempranos no son generalmente de fácil acceso, hay sistemas de defensas emocionales naturales que probablemente no van a dejar avanzar con la rapidez esperada por el consultante. Para estos casos de manera ética y responsable es mejor contestar de manera honesta; el consultante debe tomar una decisión con respecto a probar una nueva terapia, un nuevo proceso terapéutico y por ende comprometerse a nuevos cambios en su comportamiento y en la autogestión de su contexto o es mejor que se quede con su terapeuta; en el mejor de los casos, su antiguo terapeuta sabrá qué otras recomendaciones pueden ofrecerle.